lunes, 31 de marzo de 2014

Cumplí los 15 días de operada...

Ya van 15 días, sigo con la dieta líquida pero desde hace unos días se le sumó una clara de huevo al caldo, una cuchara de queso crema por día y un postrecito light de esos que se preparan revolvieeeennndo y revolviennndo arriba de la hornalla.
Todavía siento diez mil ruiditos cuando ingiero la comida, pero no es muy molesto. Desde que me operé no tengo vómitos ni náuseas y mi ahora reducido estomaguito, avisa enseguida cuando es suficiente. Pero hay que prestar atención! Medio dormida a la noche, agarré la botella de agua y le dí un trago de esos gigantes... bueno, esas cosas no hay que hacerlas!
Algo poco habitual pero molesto es el hipo, y aunque siempre tuve ataques de hipo de media hora, ya no puedo tomar 10 tragos de agua sin respirar, así que hay que ingerir los alimentos muy pausadamente y de a traguitos muy pequeños.
Un error imperdonable que cometí, fue pesarme toooodos los santos días. No lo hagan, genera ansiedad y nos lleva a pensar que todo está mal, que teníamos que bajar mágicamente 30 kilos en 2 días. Y eso no sirve, es más, por ese pensamiento mágico llegamos a donde estábamos antes de la cirugía. Ayer me puse de pésimo humor por ese tema de la balanza, me enojé, me puse triste, todo junto, y la verdad? fue desmerecer todo el esfuerzo que hice hasta hoy. Voy 30 días de dieta líquida, en mi vida me hubiese imaginado que podía contenerme tanto tiempo sin mandarme una macana!!! Cuántas dietas ultra simples tiré por la borda antes? Y ahora que hago las cosas impecablemente me torturo? Bueno, si no era por Pablo que me bajó a la realidad, todavía estaba furiosa.
El nivel de exigencia que tenemos para con nosotros mismos, el látigo constante de toda la vida, hay que dejarlo un poco de lado, y solamente ser responsable y seguir con las pautas que nos dan los médicos, no inventar nada porque no nos va a hacer bien. Seguir órdenes y poner la mejor buena voluntad, y todo va a estar bien.
No es simple, no es fácil, cuesta muuuuuuucho, pero vale tanto la pena... y siempre que veamos que todo se nos va de las manos, acudir a alguien que nos baje a la realidad, que nos recuerde el esfuerzo enorme que estamos haciendo, y lo maravillosa que va a ser la vida de ahora en más, aún con los problemas y las tristezas habituales.

Agradecimientos...

Este post es simplemente para agradecer a toda la gente que me apoyó e hizo posible que llegue a estas instancias, y para que vean aquellas personas que están pensando en hacerse una cirugía bariátrica, que no van a estar solos!
Gracias al amor de mi vida, Pablo, que no sólo me acompaña y contiene en el día a día sino que sufre mis (esquizofrénicos) cambios emocionales.
Gracias a mi mamá, mi papá y mi hermana (que contándome a mí, ya nos cuidó a todos en el hospital!) por ser incondicionales, a mi abuela (que me sigue hablando aunque estaba en total desacuerdo jajaja), y toooooodo el resto de la parentela que se preocupó por mí.
A mis amigos del alma, los mismos de siempre, que me acompañan en todas (incendios, cirugías, bautismos, casamientos, bar y bat mitzvah!), en especial a Ceci que me quiso dan un pico anestesiada, a Vid que pensé que era un osito cuando me saludó (tiene barba, claro), a Susy y Emi que me regalaron las pantuflas más topísimas del Hospital, y bueno, a todos!!
A las chicas (y chicos!) del taller, que son el pilar fundamental,... casi todos recorrimos caminos similares, y sabemos en carne propia de qué se trata, gracias por la fuerza, por la buena onda, por los consejos!!
A Gabriel Críncoli, el mejor nutricionista del planeta, que nos reeduca para poder tener una post cirugía exitosa, que nos acompaña y nos da lugar a equivocarnos para poder aprender, que nos muestra que aunque sea en subida, nos espera una vida maravillosa y llena de salud, y por sobre todas las cosas, que nos enseña con el ejemplo, y eso no es un detalle menor.
A los cirujanos, Dr. Patricio Cal y Dr. Tomás Jacob, que dan tranquilidad desde el primer momento, y después con todos los conocimientos que tienen y sus manos, nos regalan esta nueva posibilidad de sentirnos mejor.
A las Coordinadoras, Natalia y Gimena, a la Psicóloga, a las enfermeras, en fin, hay un montón de gente que labura bien para que podamos acceder a esta cirugía.
Y al resto de la obra social, que pone palos en la rueda, que cajonea autorizaciones, que te tratan como si te hicieran un favor, bueno, ya saben, no?

martes, 25 de marzo de 2014

En casa: dieta líquida post operatoria

El primer día en casa fue de adaptación, soportar el drenaje colgando, intentar pasar el líquido, tragar el antibiotico inmundo, pero aunque no lo crean, cada día que pasa uno nota la mejoría. Es raro, pero todo duele menos, el líquido pasa mejor... y el antibiótico sigue siendo un asco!
Agua, "bebidas deportivas", té, té con leche, yogurth bebible extra calcio, gelatina y el famoso caldo colado, esa es la base de nuestra supervivencia, y parece mentira, pero comer dos cucharaditas de gelatina es todo un trabajo. 
El día se pasa entre tomar líquido cada 10 minutos, anotar cuanto sale del drenaje, limpiarse los puntos, etc.
Cuando estás en el primer día parece que todo se va a extender hasta el infinito y más allá y que el primer puré de zapallo va a llegar con la primavera, pero finalmente los días pasan pronto y llegás a la semana de operado y... viene la consulta...
Fue la peor noche, por fin al día siguiente me iban a sacar el drenaje, odiado apéndice plástico, pero el miedo al dolor me llevaba la ansiedad al tope. El dolor de panza era de nervios, no por la cirugía, y llegó el Doc. Me hizo una seriada (pero no tomé el vaso gigante de contraste de la primera, sino un jarabe, unos traguitos) y todo dio ok, así que ahí mismo me dijo que iba a sacar el drenaje, 1,2,3, listo! sentí una sensación rara, y ...nada más!!! cero dolor (tanto miedo al pepe).
Soy otra, fue una liberación, me sigue doliendo un poco la espalda, un poco el abdomen, pero estoy muuucho mejor, y de ánimo también.
Estos días en los que sigo la dieta líquida son fáciles por un lado (siento saciedad inmediata) y difíciles (porque al ver u oler alguna comida rica se despierta el "hambre psicológica" que no nos sacaron con el pedazo de estómago que se descartó). Hay días en los que puedo compartir la mesa con la familia y otros que no. Hasta llegué a cocinar empanadas con mi mamá y no tuve problema, pero como les digo, hay días y días y aunque no se note, el esfuerzo es grosso, como dice la canción "El témpano" de Abonizio: "la lucha es de igual a igual contra uno mismo, y eso es ganarla".
Tengo la certeza de que todo ahora es para mejor, cada día que pase, cada pequeña batalla ganada, cada kilo abajo. Vale la pena el esfuerzo, de a poco se notan los cambios. Cinco menos desde la cirugía, suman 17 en total, qué más se puede pedir, no??

domingo, 23 de marzo de 2014

Cirugía!! Por fin tengo mi manga gástrica!

Voy a intentar ordenar los recuerdos de la mejor manera, porque entre la ansiedad y la anestesia me quedaron en una nebulosa!

DOMINGO 16 DE MARZO, 5 PM
Llego al hospital con un susto para veinte (nunca me había operado de NADA!). Hacemos el tramiterío correspondiente y me asignan la cama. No tuve la suerte de compartir con mi "hermana bariátrica", Silvia, la habitación, nos separaron (habrán imaginado que íbamos a hablar toda la noche?).
Me sacaron sangre dos veces más, y cené un caldo colado y agua de compota, y a las 10 pm dejé de tomar líquido.
Le pedí a Pablo, mi novio, que fuera a casa a descansar porque el día siguiente iba a ser movidito!
Al rato nos mandan a sacar una placa de pecho más actualizada, así que en pijama y pantuflas nos fuimos a recorrer el hospital con Silvia.
No dormí casi nada, la ansiedad me consumía, por suerte me llevé para leer, pero no me pude concentrar en un sólo renglón.

LUNES 17 DE MARZO, 7AM
Llegan mi mamá y Pablo al hospital, estábamos todos nerviosos, yo sumaba 15 días de dieta líquida más unas cuantas horas de ayuno total, me bañé con el desinfectante y me puse el elegantísimo camisolín que deja las partes íntimas traseras al aire y me acosté a esperar.
Al rato llega mi cirujano, y me dice "hay un problemita con los aires acondicionados de los quirófanos, si no se soluciona vamos a tener que reprogramar la cirugía"... me quería morirrrrrrrrrrrr!!!! Empezaron a mandar a algunos a la casa (otros pacientes con otras patologías) y Pablo y mi mamá se fueron a tomar un café para despejarse (y para que me despeje yo jaja)
No lo podía creer, tanto esperar!!! Me quedé en la cama intentando tranquilizarme. Esperé un buen rato y me adormecí...
Me despierto con el ruido de la puerta de la habitación y entra el camillero con la silla de ruedas... para mí!!! Lo único que llegué a pedirle era que me dejara llamar a mi familia para saludarlos antes de entrar. Justo volvían! Nos abrazamos y partimos al quirófano.
Estuve sentada en la sala del piso de quirófanos durante un buen rato mientras limpiaban y preparaban todo el material para mi cirugía (Silvia ya estaba en la sala de recuperación y mis Docs se tomaban un respiro), habrán pasado unos 30 minutos y me llevaron al quirófano.
Comenzó toda la preparación, se presentó el anestesista, puso la vía, hizo chistes, yo me reí del susto y me pidió que respire el aire que salía de la mascarilla... bueno, caí rendida ante tan bella anestesia!!
(acá viene la parte donde nos agujerean, nos inflan, nos cortan, nos engrampan y cosen, y demases)
Me despierto, dolor punzante en el contado izquierdo, me quejo, la enfermera de la sala de recuperación me dice que me va a dar un calmante, me duermo.
(nebulosa cósmica...)
Creo que sueño que recorro pasillos con la camilla, peeeeeeeero, no fue un sueño, me sacaron hasta la puerta y resulta que los ascensores no funcionaban! Marche para adentro!!!
Lo que siguió fue una sucesión de hechos entremezclados, producto de las drogas, jaja, pero sé que de alguna manera me pasaron a la cama, me vistieron, y ahí entró mi familia, amigos, saludos, sueño, un poco de dolor, droga, sueño, y así sucesivamente.
Por la noche caminé en los pasillos.

MARTES 18 DE MARZO, 12 PM
Lo cierto es que no tuve dolores insoportables como creía, se toleraban más o menos, pero se toleraban. Lo que sí no pude soportar 12 horas después fue el paso del agua a la altura de la boca del estomago. Aún los traguitos más pequeños eran horribles... y a la mañana pasar el antibiótico pisado fue lo peor. Me dió arcadas pero no vomité, y el malestar fue tan horrible que me pregunté para qué me había operado.
Junté coraje, me recordé lo mal que la pasé en la vida como obesa y dejé las quejas internas para otro día.
Al mediodía me dieron el alta y no me daban las piernas para correr a mi casa.
Con el correr de las horas pasar el agua era menos doloroso, pero el antibiótico sigue siendo una porquería jaja.

Bueno, dejo acá este post, ya que ahora se viene la dieta líquida post operatoria!... les dejo un peluche conmemorativo!









viernes, 21 de marzo de 2014

Estudios complementarios...

Me había olvidado de algo fundamental... cuando inicié todo el proceso, lo que hice primero fue la entrevista con el cirujano, luego el nutricionista y la psicóloga. Y ese día me llevé un pilón de órdenes para hacerme muuuuchos estudios. Por suerte y pese a un par de inconvenientes, todo salió mejor organizado de lo que creía.

Pero a muchos los desanima ese tortuoso camino de sacarse sangre 5 veces porque se fueron venciendo las órdenes o porque cada especialista le pidió algo nuevo, y no vamos a bajar los brazos por eso, no? Vivimos una vida sedentaria, no vamos a seguir con esos hábitos, no justo ahora que estamos haciendo todo este sacrificio para tener una nueva vida!

Lo bueno es que gracias a esto, también visité a algunos especialistas que tenía olvidados, y no voy a empezar con un discurso infinito de las patologías que tenía, sino simplemente contarles que fui a la ginecóloga, al cardiólogo, al neumonólogo, al endocrinólogo, me hice ecografías de tiroides, mamas, abdominal, trasvaginal, me hice espirometrías, placas de pecho, radiografías seriadas (del aparato digestivo, esas que son con contraste), me saqué sangre 5 veces en total, análisis de orina, un estudio de sueño donde se duerme todo enchufadito y por último y no menos importante (de hecho, el más feo para mí) una manometría y phmetría de 24 hs.... qué son? la manometría consta de una manguera que baja por la nariz hasta el esófago, y la van sacando progresivamente mientras uno toma sorbos de agua, y sirve para controlar la fuerza del esófago (o al menos eso me explicaron jaja) y la phmetría es una manguerita más finita que la dejan durante 24 hs junto con una especie de holter, y mide el ph del esófago durante todo el día... es tolerable, pero a la hora 21 dan ganas de arrancarse todo!!

Resultados? todo bastante bien, mi linfedema de pie izquierdo y el bocio multinodular me siguen acompañando, pero por suerte no tengo problemas de vesícula, ni de glucemia ni colesterol altos, así que salí bastante bien parada de todo este embrollo, no?

Si les cuento todo es porque es mejor saber lo que viene en el camino, y que los caminos que se transitan sin dificultades generalmente no traen ninguna satisfacción ni crecimiento, solamente comodidad y estancamiento, así que hagan de tripas corazón, y no piensen en el esfuerzo que están haciendo sino en el futuro maravilloso que nos espera!!!




La temida dieta líquida pre-operatoria

En el post anterior les contaba que ya iba por el séptimo día de dieta líquida previa a la cirugía. Fueron 15 en total (sí, mucho, no?) y constaba de:

  • Agua (mucha)
  • Caldo colado
  • Yogurth descremado
  • Té con leche descremada
  • El famosísimo batido proteico 2 veces x día (te salva la existencia, porque es lo que da saciedad)
  • Complejo vitamínico (1 pastilla x día)

Sinceramente, si se respetan los horarios y la toma de la proteína, no se tiene hambre, peeeeeero... LA ANSIEDADDDDD!!! La ansiedad de masticar, de ver cosas ricas, de ver comer al resto del mundo... es terrible, los primeros 3 días, y los últimos dos (en mi caso jaja).

Pero se puede, no es la muerte, el problema es que uno está a pasitos de una cirugía radical, para cambiar un 100% la existencia, un cambio a lo saludable, y eso también da pánico.

Mi familia me ayudó mucho, mis amigos también, y de cualquier manera me expuse en dos ocasiones a participar de una mesa donde se estaba comiendo (y cómo!)... y aún así se pasa también ese momento.

SE PUEDE. Aunque crean que no. Yo pensé q no llegaba al día de líquida sin mandarme una macana, y mi prontuario de obesidad respaldaba firmemente esta teoría, pero aún así, pude. Así que no bajen los brazos, y en los momentos donde quieren tirar todo por la borda, acudan a sus grupos de cirugía bariátrica, a los profesionales, a los grupos de las redes sociales, miren las fotos de los cambios de la gente, lean experiencias, y van a ver que todos, por la condición de humanos y obesos que tenemos, somos iguales!


lunes, 10 de marzo de 2014

Pasado, presente y futuro...

Hacer un resumen de mis 34 años de vida es prácticamente imposible, pero contar brevemente mi historia como obesa sí se puede, aún cuando esa condición tiñe todos los matices de la existencia. 
Creo que la mayoría de los obesos caminamos por el mismo sendero, años más, años menos, todo se inicia en la infancia. En mi caso a los seis años, con la entrada a la primaria. Ese detalle me valió el mote de "la gorda" hasta séptimo grado, cuando mi sobrepeso era de a penas unos kilos. No tenía nombre para muchos de mis compañeros, era simplemente "la gorda". Y yo lo sufría, pero también intentaba remarla contra viento y marea. En secundaria me rodeé de gente con más cerebro, y me llamaron por mi nombre, el nombre con el que mis viejos me anotaron, Verónica, también me decían Vero, Verito, pero "gorda" no. No fue fácil, pero fue mejor que los años anteriores, rodeada de amigos que me valoraban por mi personalidad, por mi compañerismo, por mis conocimientos.
El resto es historia, todos pasamos por subidones y bajadas extremas de peso, auriculoterapia, iriología, homeopatía que resultaban ansiolíticos y globulitos que eran placebos de azúcar. Cuarenta kilos abajo, cincuenta kilos arriba, una montaña emocional plagada de discriminación y anfetaminas disfrazadas de complementos naturales. Enfermedades asociadas a la obesidad, otras que no. 
La vida seguía vertiginosamente, entre dieta y dieta terminé el secundario, empecé la facultad, empecé a trabajar, me puse de novia, dejé la facultad, me separé, volví a la facultad, trabajé y estudié, se me rompió el corazón several times, gané muchos amigos, perdí algunos, conocí al amor de mi vida, me mudé, nos volvimos a mudar, se incendió nuestra casa, perdimos todo, nos mudamos de nuevo, resurgimos de las cenizas, y las dietas seguían...
Mirando atrás veo que convivir con la obesidad, es tener una discapacidad pero de la cual la gente se puede reír. Salvando las distancias, te reirías de un discapacitado motriz? de un ciego? de un sordo?, yo no. Y aunque existe gente hija de puta, los chistes de gordos le ganan por lejos al resto. Frases como "hasta ese talle no llegamos", "sos gorda porque querés, cerrás la boca y listo", etc, son moneda corriente para los que tenemos esta enfermedad, esta adicción. 
De golpe, llegás a los 34 años y te das cuenta que querés tener hijos,... y ahora??? cagaste, no podés correr ni al colectivo, imaginate criar a un pibe! Ni hablar del tema de la concepción y los riesgos del embarazo. Y de salud cómo andamos? Horrible, te sentís mal la mayoría de los días, física y psicológicamente. No existe el "gordo feliz", no jodamos. Y se te ocurre googlear y llegás a leer sobre las cirugías bariátricas, y puff! abrís los ojos. Sabés que no es mágico, pero ves los resultados.
Ahí se inicia el camino hacia la salud, a veces burocrático (demasiado), a veces doloroso, a veces lleno de felicidad.
Ni les cuento lo que fue conseguir por derecha una primera entrevista con el cirujano, llamadas, cartas de queja, pero cuando pensás que nunca lo vas a conseguir aparece alguien que te da una mano. Una mano de las importantes, esas que te cambian la vida. Y es así que en Octubre de 2013 tengo mi primera consulta y salgo con una lista infinita de estudios y muuuuchas órdenes para pedir turnos y turnos.
Empecé en un espiral de entrevistas, después del cirujano vino el nutricionista, y la psicóloga, y los estudios: cinco de sangre, uno de orina, electrocadiograma con visita al cardiólogo dos veces, espirometría, radiografía de pecho, radiografía seriada, ecografía de tooodas las partes del cuerpo que se te ocurran, dos endoscopías que incluyen mi primera visita a un quirófano, vacunas, polisomnografía, manometría esofágica y phmetría esofágica que te incluye por el mismo precio una manguerita que va de la nariz hasta el estómago durante 24 horas, ginecóloga y ya no me acuerdo qué mas!
Y desde el 18 de Octubre del 2013, voy a un taller semanal con el nutricionista (capo como pocos, y eso que conocí muchos en mi vida) y la gente que se va a operar y... operados! Veo a la gente y no puedo creer que las fotos que me muestran de hace un año son de la misma persona. Están diferentes, no sólo tienen menos kilos, también tienen una vitalidad descomunal. Me hablan de tropiezos pero que se puede llegar a ser saludable, activo.
En ese punto dejo toda mi tara mental en la puerta del hospital, dejo atrás toda la mierda que me "regalaron" mis compañeritos, los desconocidos que opinan sin conocerte, las publicidades, la televisión, la sociedad misma. También mis propias mierdas, las que me hacían resistir al cambio, si voy a seguir siendo YO, por qué tengo miedo?... Y dejo el miedo atrás también, ya pasé por demasiadas cosas en la vida, y me percato que si no estoy bien conmigo misma no puedo estar bien con nadie. Y que valores le voy a trasmitir a mi hij@ si me siento enferma, deprimida, sin ganas de nada? No viejo, saco fuerza de donde no tengo, de esa misma que busqué para resurgir de las cenizas el 4 de Agosto del 2012 cuando perdimos todo y me hago un batallón invencible. Voy adelante pero tengo a mi amor, a mi familia, a mis amigos y hasta mis perros siguiéndome y acompañandome al cambio. Lo planteo como una de esas batallas épicas que tanto me gustan leer, me armo con lo mejor que encuentro y me mando segura, gritando, justamente haciendo lo opuesto a lo que hice durante toda mi vida. No me voy a esconder, no me voy a conformar, y aunque cueste sé que vale la pena.
Aparecen los que te dicen "para qué? si así estás bien" o "no podés bajar con dieta nomás, para qué te vas a arriesgar?". A lo que respondo "NO", y ese "NO" sale de lo más profundo del alma. No puedo bajar con dieta y ya, lo intenté mil veces. Arriesgarme? Me arriesgo todos los días a morirme de mil enfermedades que vienen gracias a la obesidad.
Y en estos meses empiezo a bajar de peso, lento para seguro, y me hago un esguince en el tobillo sano, y en el otro tengo el linfedema, y tengo que lidiar con jefes de mierda en el laburo, y con los mismos pelotudos de siempre en la calle, pero hasta con la bota en la pierna sigo, esta vez nadie me para.
Las cosas empiezan a salir bien, no una cosa de locos, hiper-optimista, pero mejoran. Otro jefe (alivio), se me cura el tobillo (alivio), y dejo de escuchar a los pelotudos, los anulo con una capacidad mental desconocida, como una especie de don de escucha selectiva (alivio).
Y un buen día recibo la llamada: "Estás sentada? te operás el 17 de Marzo". Lloro de felicidad en la cocinita de la oficina. Y sé que todo va a cambiar, que lo que viene va a ser difícil, cuesta arriba, pero bueno.
Ya voy por el séptimo día de dieta líquida, en una semana me operan, pero ese es otro post...